Blog
Los enfermeros, un apoyo clave para los pacientes con insuficiencia cardíaca
- 13 marzo, 2019
- Posted by: cicero
- Category: Tratamiento
El número de personas afectadas por insuficiencia cardíaca se dobla con cada década de edad, pasando del 1% de afectados en la población mayor de 40 años al 10% en los mayores de 70 años. Al tratarse de una patología en la que la edad supone un factor de riesgo, es habitual que las personas afectadas sean pacientes, a su vez, de otras patologías. Se hace necesario, por tanto, la implicación de diferentes profesionales sociosanitarios en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca.
El abordaje multidisciplinar asegura un proceso asistencial óptimo y adecuado a las necesidades de cada paciente. Dentro del mismo destaca la labor del equipo de enfermería cardiovascular, que tienen un trato constante y cercano con los pacientes y su entorno más próximo. Los enfermeros, se convierten así en uno de los profesionales de referencia para ellos en el proceso asistencial y una pieza fundamental en su educación para la salud.
La labor de la enfermería cardiovascular es fundamental en el abordaje de la Insuficiencia Cardíaca y se podría resumir en tres pilares principales:
- Abordaje clínico/farmacológico
- Fuente y referencia informativa/formativa
- Fomentar el autocuidado
ABORDAJE CLÍNICO/FARMACOLÓGICO
Desde el punto de vista clínico, la labor del profesional de enfermería cardiovascular es imprescindible dado el papel relevante que ejerce en el suministro y en la adherencia al tratamiento por parte del paciente asegurando altos índices de eficacia en las líneas terapéuticas.
Aunque en ocasiones será el propio personal de enfermería quien suministre al paciente la medicación necesaria, en otras ocasiones deberá ser el paciente o sus propios familiares los encargados de seguir su tratamiento.
Resulta necesario que los enfermeros sean capaces de transmitir conocimientos y facilitar por escrito recursos necesarios que les permitan a pacientes y familiares conocer como tomar su medicación, la cantidad necesaria en cada dosis, con qué frecuencia… En resumen, consiguen que los pacientes sean autónomos en el seguimiento de su tratamiento y este alcance los resultados esperados por su correcto cumplimiento.
La labor formativa que ejercen los enfermeros también reduce notablemente la tasa de abandono, la cual puede darse por diversos motivos curiosamente opuestos entre sí:
- En uno de ellos, el paciente empieza a experimentar cierta mejoraría y estima conveniente que como ya se encuentra mejor, no le hace falta seguir tomando medicación.
- En el otro supuesto, puede que cuando el paciente experimente efectos adversos tenga la sensación que, en lugar de mejorarle, le hacen empeorar y en consecuencia, interrumpe el tratamiento.
Ante esta situación, la información y formación llevada a cabo por el personal de enfermería de referencia asegura la adecuada transmisión y percepción de los pacientes de los riesgos que entraña no cumplir con las pautas prescritas. Por otra parte, son capaces de propiciar a pacientes y familiares conductas que eviten el olvido en la toma de las dosis y que éstos lleven a cabo actitudes contraproducentes como doblar una toma para contrarrestar una que se le haya olvidado.
También protegen al paciente informándole de posibles incompatibilidades de la medicación con otros fármacos convencionales o con productos naturales que puedan llegar a interferir con el tratamiento reduciendo su efectividad o aumentando su toxicidad. Y, por otro lado, propician actitudes de prevención de ciertas patologías (gripe, resfriados, neumonías) que pueden afectar notablemente el estado de salud de los pacientes con insuficiencia cardíaca.
A grandes rasgos, el personal de enfermería está ejerciendo un papel cada vez más activo en el abordaje clínico de los pacientes, llegando inclusive a asumir funciones en la titulación de fármacos. En el caso de la insuficiencia cardíaca, la efectividad de sus fármacos va asociada a la dosis proporcionada al paciente. Los beneficios en la revisión y modificación necesaria de las dosis son notables: reduce notablemente el uso de recursos hospitalarios (ingresos), mejora los síntomas experimentados por el paciente, reduce las complicaciones o efectos adversos, así como el riesgo de mortalidad. Una labor que supone un verdadero reto para el profesional de enfermería pero que le convierten en pieza clave en el proceso multidisciplinar de la insuficiencia cardíaca.
FUENTE Y REFERENCIA INFORMATIVA/FORMATIVA
Aunque la información relativa a su diagnóstico y pronóstico es proporcionada por su médico de referencia, el profesional de enfermería cardiovascular también debe por su parte trasmitirle y afianzarle diferentes aspectos relevantes para su proceso favoreciendo su comprensión y ayudándole a convivir con la enfermedad.
Uno de los puntos que más preocupan a los pacientes y su entorno más próximo es cómo saber identificar y detectar los principales signos y síntomas de alarma. El profesional de enfermería es el encargado de comunicarles cuáles son y a su vez, dotarles de pautas a seguir en el caso de que experimenten alguno de ellos. El objetivo es adoctrinar al paciente y su entorno a cómo actuar adecuadamente o a que especialista dirigirse cuando experimente alguno de estos síntomas relevantes.
Al ser una enfermedad desconocida, es común que la insuficiencia cardiaca genere y plantee una diversidad de dudas y cuestiones de diferente índole tanto al paciente como a sus familiares. Estas, con frecuencia, serán formuladas al personal de enfermería, quienes mediante una formación adecuada y específica podrán resolvérselas adecuadamente.
Es común, que su labor informativa vaya más allá, y les faciliten, proporcionen o recomienden fuentes de información, así como asociaciones de pacientes. Les ayudan, por tanto, a canalizar y comprender la situación que están viviendo, así como ponerles en contacto con personas que están pasando por una situación similar.
A grandes rasgos, desde el punto de vista psicológico, el personal de enfermería cardiovascular ejerce un papel de suma importancia, pues:
- Adoctrina al paciente en la convivencia con la enfermedad
- Favorece que ejerza un papel activo (mediante el autocuidado)
- Consigue que el paciente se muestre abierto y exprese todo lo relacionado con su proceso
FOMENTAR EL AUTOCUIDADO DESDE LA ENFERMERÍA CARDIOVASCULAR
Es cierto que un diagnóstico como la insuficiencia cardíaca puede ocasionar un impacto notable en la calidad de vida de las personas. Es necesario, por tanto, que el paciente por sí mismo sea capaz de concienciarse que hay objetivos y expectativas de su vida que puede seguir llevando a cabo. En este ámbito, el de enseñar a las personas a convivir con su enfermedad, el personal de enfermería juega un papel fundamental.
Con la adecuada formación, este fomenta en los pacientes hábitos de vida saludable y le enseña que hay ciertas conductas tales como el tabaco, el alcohol, la cafeína o el estrés que son contraproducentes en su proceso, teniendo que abandonarlas. En este aspecto, vuelve a tener un rol docente facilitando al paciente recursos que le permitan trabajar para abandonarlos.
En cuanto al autocuidado, dentro de la Insuficiencia Cardiaca, hay tres aspectos fundamentales que el personal de enfermería enseña al paciente:
Controlar su peso: cualquier cambio puede ser indicio de una situación adversa, lograr que el paciente sea capaz de pesarse por sí mismo de manera óptima, permite detectar cualquier signo preocupante a tiempo.
Dieta: los pacientes con insuficiencia cardíaca deben seguir una dieta saludable basada principalmente en la toma de frutas, verduras, cereales, legumbres y pescado azul así como reducir la sal y las grasas.
Vida sexual: Muchos pacientes y sus parejas ante el miedo o el impacto emocional que la enfermedad pueda provocar en sus vidas, disminuyen o reducen notablemente su actividad sexual. Resulta imprescindible que el personal de enfermería comprenda, aborde y trate con el paciente de manera natural este aspecto asesorándole adecuadamente en este ámbito.