Tratamiento

Tiempo estimado de lectura: 5 minutos

Reeducación del paciente en hábitos de vida saludables

Una vez diagnosticada la insuficiencia cardiaca, es el momento de iniciar el tratamiento más adecuado. El principal objetivo es mejorar el estado clínico, la capacidad funcional y la calidad de vida de la persona que sufre esta patología, evitar las hospitalizaciones y reducir la mortalidad.

En primer lugar, el paciente debe reeducarse y adoptar unos hábitos de vida más saludables, con el fin de controlar la insuficiencia cardiaca y prevenir su avance. Por tanto, deberá cuidar la alimentación, manteniendo una dieta baja en sal y grasas saturadas y reduciendo bebidas como el alcohol. Si sufre sobrepeso, debe adelgazar y controlar su peso a diario y la ingesta de líquidos, así como disminuir el colesterol si tiene niveles altos. Es importante también abandonar los malos hábitos, como el tabaquismo. Se recomienda además realizar ejercicio de forma moderada y regular, ya que mejora el funcionamiento del corazón. Caminar, montar en bicicleta o nadar son actividades compatibles con la insuficiencia cardiaca y es fundamental descansar lo suficiente.

Medición regular de la tensión arterial

El médico le recomendará al paciente que se mida la tensión arterial de forma regular, así como la frecuencia cardiaca –el pulso–. De esta forma, la persona con insuficiencia cardiaca será más consciente del problema que tiene y tendrá un mayor control sobre él. Sin embargo, si en algún momento la medición de estos niveles le supone mayor ansiedad, es mejor no realizarlo con tanta frecuencia.

Dispositivos

A pesar de vigilar la enfermedad y cambiar los hábitos de vida, en ocasiones, la persona que padece insuficiencia cardiaca continúa con ciertos síntomas, como tener un ritmo cardiaco o impulsos eléctricos no adecuados

Marcapasos

n estos casos, el paciente necesita tratamiento adicional, como es la implantación de dispositivos. Uno de ellos son los ya conocidos marcapasos, pequeños aparatos que se implantan debajo de la clavícula y que controla la frecuencia cardiaca. Sólo cuando es necesario, envía pequeños impulsos eléctricos al ventrículo derecho para iniciar el latido del corazón. Una variante es el tratamiento de resincronización cardiaca (TRC), que además de funcionar como un marcapasos, también mejora la coordinación del latido de ambos lados del corazón, estimulándolos a la vez. Con ellos aumenta la supervivencia a largo plazo del paciente.

Desfibrilador Automático Implantable

Otro dispositivo parecido al marcapasos es el Desfibrilador Automático Implantable, que a través de impulsos eléctricos, corrige el ritmo cardiaco anormal. Si se produce algo más grave, como una arritmia, se libera un choque eléctrico o cardioversión en el corazón para normalizar un latido irregular o, en los casos más graves, una desfibrilación.

Balón de Contrapulsación aórtica

El Balón de Contrapulsación aórtica es un dispositivo que se coloca en la arteria aorta mediante un catéter introducido por la arteria femoral. Este globo está conectado a un aparato que administra gas para su inflado y desinflado, con el fin de facilitar la expulsión de la sangre desde el corazón hacia la aorta –se desinfla el globo–, así como incrementar la presión diastólica de esta –se infla para garantizar el riego de sangre adecuado a las necesidades de oxígeno y nutrientes del organismo–.

Dispositivo de Asistencia Ventricular

Por otro lado, está el Dispositivo de Asistencia Ventricular, que ayuda al corazón a bombear sangre desde los ventrículos al resto del organismo. Este aparato se implanta en la zona del tórax y suele estar conectado a un receptor fuera del cuerpo. Puede instalarse en cualquiera de los dos ventrículos, aunque en el izquierdo es más común.

Corazones artificiales

Ciertos tratamientos para la insuficiencia cardiaca se emplean como puente para el trasplante de corazón. Es el caso de los corazones artificiales, un dispositivo que se implanta en el cuerpo y que funciona como bombas impulsoras de la sangre. De esta forma, permite descansar al músculo cardiaco biológico o, incluso, sustituirlo por completo.

Cirugía

Algunos casos de insuficiencia cardiaca solo pueden resolverse mediante la cirugía. Una de las operaciones más comunes es la Revascularización Coronaria (CRC). Consiste en redirigir, mediante un puente o by-pass, el flujo sanguíneo de una arteria coronaria que está obstruida por una placa de grasa o colesterol. Se realiza con un vaso sanguíneo que se extrae de la pierna o de la pared torácica, injertándola en la arteria taponada, tanto por encima como por debajo del bloqueo.

Otra de las causas de una insuficiencia cardiaca es que la válvula cardiaca esté en mal estado o funcione de manera inadecuada. Para solucionar esto, se practica la cirugía valvular o valvuloplastia, una intervención en la que se sustituye la válvula afectada por una prótesis nueva, ya sea mecánica –hecha con materiales artificiales, como metal o plástico– o biológica –de tejido humano o animal–. Los casos más habituales son los que se reemplaza la aórtica y la más común en reparar es la mitral.

Cuando todos estos tratamientos no son efectivos y la insuficiencia cardiaca se encuentra en fase terminal, la única solución es el trasplante de corazón, aunque se trata de una opción a la que no todos los pacientes pueden recurrir, debido a la escasez de donantes. A pesar de que este tratamiento implica ciertos riesgos, como infecciones o el propio rechazo del nuevo músculo cardiaco, la calidad de vida de los pacientes ha mejorado en los últimos años. De hecho, según la Fundación Española del Corazón, se supera la supervivencia del 70% de las personas con trasplante de corazón a los cinco años.

Otros procedimientos

En ocasiones, se acumula grasa y colesterol en forma de placas en alguna arteria, en la cual se produce un estrechamiento u obstrucción, disminuyendo el flujo sanguíneo o bloqueando su paso. Para corregir esta situación y restituir el aporte de sangre al corazón, se lleva a cabo una angioplastia. Con esta intervención, se introduce un catéter con un pequeño globo en el extremo. Una vez situado este tubo en la zona obstruida, se infla el balón para abrir el vaso sanguíneo y “aplastar” la placa de grasa contra la pared arterial. Para ello, se coloca un stent o malla metálica, con el fin de que la arteria no vuelva a cerrarse y la sangre vuelva a fluir.

La ablación por radiofrecuencia es una tratamiento indicado para algunos tipos de arritmias. Es un procedimiento sencillo en el que se realiza una punción en la vena femoral para introducir un catéter en las cavidades cardiacas y aplicar radiofrecuencia. Con esta técnica, se consigue corregir una alteración en el ritmo cardiaco e, incluso, curar las arritmias.

Fecha de publicación: 31 de diciembre de 2018.