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¿Cómo ha afectado el 2020 en la insuficiencia cardíaca?
- 18 diciembre, 2020
- Posted by: cicero
- Category: Enfermedad
Si algo ha caracterizado a este 2020 es la intensidad y la incertidumbre que ha provocado. A principios de año, se generaban los primeros impactos que informaban sobre un nuevo tipo de coronavirus detectado en Wuhan. El 31 de enero, se detectó el primer caso en España.
Desde entonces parece que toda la actualidad ha girado en torno a la COVID-19 y el impacto que esta nueva infección ha provocado en nuestro día a día y en nuestra forma de relacionarnos. Obviamente, cardiología, y más concretamente la insuficiencia cardíaca, no ha permanecido ajena a la infección provocada por la SARS-CoV-2.
Covid-19 ¿mayor riesgo para las personas con insuficiencia cardíaca?
Como es natural, en los inicios de la pandemia, la Covid-19 generó muchas dudas a los pacientes con insuficiencia cardíaca: ¿por el hecho de ser paciente con insuficiencia cardíaca tengo más riesgo de desarrollar la infección? En caso de contraer el virus, ¿soy más susceptible de desarrollar una infección con mayor gravedad?
Tal y como afirmó el Dr. Alberto Esteban en nuestro blog, las personas con IC no tienen mayor predisposición a contraer al virus. Pero, por otra parte, en ellos, se dan ciertas particularidades que podrían considerarse de riesgo en el desarrollo de mayor gravedad a causa de la infección provocada por el virus.
En esta línea, no debemos olvidar que el paciente con IC se trata de un paciente pluripatológico. Tal y como hemos ido esbozando en los contenidos del blog, es común que además de esta patología cardíaca, las personas con IC presenten otras enfermedades como el cáncer, la diabetes y la disfunción renal, o pueden estar también inmunoreprimidos. Esta circunstancia,les hace especialmente vulnerables a desarrollar cuadros clínicos más graves a consecuencia de la infección.
Covid-19: desencadenante de doble riesgo para la insuficiencia cardíaca
La pandemia contribuyó a que los pacientes estuvieran expuestos a un doble riesgo: por la propia infección del virus y por las graves consecuencias que el miedo al contagio acarreé sobre el enferme, como, por ejemplo, obviar los signos de descompensación de la IC y actuar tarde ante ellos por miedo a ir a un centro médico e infectarse.
Por este motivo, tan importante es reconocer y actuar ante los principales síntomas de la COVID-19 como ante los indicios clave de descompensación (disnea, edema, fatiga, etc.). En la entrevista que realizamos al Dr. Alfonso Valle (jefe Servicio Cardiología hospital Marina Salud de Denia) expresaba la preocupación que la comunidad médica empezaba a experimentar ante el descenso de casos de descompensación en comparación con el habitual.
Este descenso probablemente tiene su origen en el miedo que las personas tienen, especialmente las consideradas de riesgo, de contraer el virus. Ante esto, las diferentes especialidades médicas han empezado a hacer especial hincapié en que ante la presencia de signos clínicos que puedan evidenciar gravedad (como ictus o congestión de la IC) es de suma importancia acudir al centro médico para recibir la asistencia adecuada a tiempo y minimizar el impacto.
Promoción del autocuidado y teleasistencia
Con el objetivo de optimizar al máximo los recursos sanitarios y evitar un colapso de los servicios asistenciales, la pandemia provocó una adaptación acelerada de los servicios de teleasistencia. El seguimiento telemático se impuso en gran parte de las especialidades permitiendo el abordaje del paciente sin necesidad que este se desplace.
Y, en el ámbito de la telemedicina, si hay un factor primordial es la necesidad de informar y formar al paciente, en pro de fomentar su autocuidado. La participación activa tanto del paciente como de su cuidador, contribuye a mejorar su calidad de vida a través de aspectos clínicos y transversales como la alimentación o el ejercicio físico. Su conocimiento y dominio de la patología permite un adecuado control de la IC y saber cómo actuar cuando así se requiera.
La adherencia tanto del paciente como a la GPC
Uno de los pilares básicos en la promoción del autocuidado, es la la adherencia terapéutica del paciente, de la cual son responsables tanto el propio paciente clos profesionales sanitarios.
Los pacientes han de ser conscientes de la relevancia que tiene seguir con las indicaciones establecidas por los profesionales sociosanitarios, más aún cuando noten mejoría. Para ello, parece fundamental su formación en reglas nemotécnicas que les faciliten un cumplimento adecuado con sus terapias.
Los profesionales sanitarios también se ven regidos por el concepto de adherencia, en este caso, a las guías de práctica clínica. En la publicación ¿por qué es tan relevante la adherencia a las Guías de Práctica Clínica en la insuficiencia cardiaca?, pudimos comprobar la relevancia que en el proceso asistencial tiene el seguimiento de las recomendaciones recogidas en estos documentos consenso.
No debemos olvidar la falsa percepción de confianza que puede aportar un paciente estable, tal y como vimos en el artículo el paciente estable de insuficiencia cardíaca: ¿realidad o mito? Otro factor determinante en el adecuado cumplimiento de la GPC, ya que a pesar de la aparente mejoría, es necesario realizar ajustes en su tratamiento para evitar riesgos y complicaciones.
Porque y, a pesar de todo, el 2020 ha puesto en valor la necesidad de optimizar los recursos asistenciales con el objetivo de ofrecer un adecuado proceso asistencial al paciente y protegerle de situaciones adversas que puedan acontecer.