Tan importante es la cantidad de horas que dormimos como “el cómo lo hacemos”. La OMS recomienda que nuestro descanso debe superar, al menos, las 6 horas de sueño diarias. En caso de que el número de horas que dediquemos a dormir sea menor, aumentan las probabilidades de desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, a pesar de este riesgo asociado, 1 de cada 3 españoles no cumplen con la recomendación de la OMS.

Además de la cantidad de horas que dormimos, nuestro sueño ha de ser reparador, es decir, lo que se conoce con el nombre de calidad del sueño. Se entiende por calidad del sueño cuando nuestro descanso se produce sin interrupciones y, además, nuestro sueño ha de ser profundo.

Sentirse más cansado a lo largo del día o con somnolencia pueden ser síntomas de que nuestra calidad del sueño no sea la adecuada. Inclusive aunque nuestro descanso se produzca sin interrupciones. Uno de los factores que interfieren en nuestra calidad del sueño es la apnea.

Definición de apnea

La apnea del sueño se podría definir como el cese del flujo respiratorio mientras dormimos. Como consecuencia, disminuye la saturación de oxigeno por debajo incluso del 90% con los riesgos que este hecho conlleva, en especial para el corazón. Además de somnolencia durante el día o mayor agotamiento, otros de los síntomas más comunes son los ronquidos.

¿Qué relación hay entre la función cardio-pulmonar y el sueño?

La presencia de apnea del sueño en pacientes con insuficiencia cardíaca es alta. Se estima que 7 de cada 10 pacientes con insuficiencia cardíaca desarrollan problemas respiratorios durante el sueño. ¿causa o consecuencia?

El modo en el que la apnea influye en la insuficiencia cardíaca varía según su tipología. Según la forma o causa que provoca la apnea se distinguen dos tipos:

• Apnea del sueño obstructiva (ASO) se origina, como indica su nombre, por una obstrucción de las vías respiratorias. Es la de mayor prevalencia.
• Apnea del sueño central (ASC) se produce por un fallo de comunicación entre el cerebro y los músculos que favorecen la respiración.

Según diversos estudios, la presencia de apnea es un claro factor de riesgo en el desarrollo de problemas cardíacos. En el caso, de las mujeres con apnea el riesgo de enfermedad cardíaca es 3,5 veces mayor en comparación con aquellas que su calidad del sueño es la adecuada. Por otra parte, en los hombres este riesgo es aún mayor, entre 4 y 5 veces. En este sentido, en el caso de la apnea del sueño obstructiva existe evidencia que la establece como un factor de riesgo en el desarrollo de IC.

Más concretamente, en las personas con insuficiencia cardíaca ya diagnosticada, la apnea, independientemente de su tipología, aumenta el riesgo de progresión y empeoramiento de enfermedad cardiovascular. Constituye, por tanto, un predictor de riesgo en personas con insuficiencia cardíaca. Los motivos que explicarían este hecho es que la apnea del sueño se asocia a un menor índice de saturación de oxigeno mientras dormimos (hipoxia nocturna) y, además, eleva el riesgo de hipertensión.

Respiración de Cheyne Stokes

Clasificada dentro de la apnea del sueño central, la respiración de Cheyne Stokes es un tipo de apnea propia de las personas con insuficiencia cardíaca o también en aquellas personas que han sufrido un episodio de ictus.

La respiración de Cheyne Stokes se produce cuando durante el sueño se realizan inspiraciones periódicas y progresivas que aumentan en amplitud y frecuencia (hiperpnea); para, posteriormente, producirse una disminución de estas inspiraciones (hipopnea) hasta el punto de provocar episodios de apnea de entre 10-20 segundos de duración. Cuanto mayor es el índice de episodios de hiperventilación e hipoventilación mayor es el riesgo de alteración de la función cardíaca.

Estos episodios de apnea-hipopnea son un factor de riesgo en el desarrollo de insuficiencia cardíaca por hechos tales como :

• La hiperpnea aumenta la actividad simpática y, por tanto, el rítmo cardíaco.
• La respiración de Cheyne Stoke puede ocasionar niveles bajos de oxigeno en sangre.
• Este tipo de apena ocasiona una mayor fuerza ventricular (poscarga).
• Alteraciones en la presión arterial.

Calidad del sueño, clave en la insuficiencia cardíaca

La presencia de apneas puede ser tanto causa como consecuencia de la insuficiencia cardíaca. En caso de las personas con insuficiencia cardíaca, la apnea se asocia a un peor pronóstico. El hecho de que la evidencia determine que el tratamiento de la apnea se ha asociado a una mejoría clínica de la IC, lo corrobora.

Tal es la relación entre corazón y sueño que la Fundación Española del Corazón ha elaborado una serie de recomendaciones para aquellas personas diagnosticadas con trastornos de sueño como son:

1. Mantener un peso adecuado.
2. Evitar el consumo de alcohol o relajantes musculares para evitar que se produzca obstrucción de las vías respiratorias.
3. Acudir al médico ante la presencia de síntomas.

Por tanto, se hace indispensable que tanto cuidador como paciente conozcan los síntomas principales de la apnea para evitar que este trastorno interfiera en el proceso asistencia de la insuficiencia cardíaca.