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Atención Primaria y Cardiología: modelo integrativo fundamental para el paciente con insuficiencia cardíaca
- 18 febrero, 2021
- Posted by: cicero
- Category: Enfermedad
En el abordaje de la insuficiencia cardíaca (IC) confluyen diversas especialidades socio-sanitarias que contribuyen al bienestar físico y emocional del paciente. De forma recurrente, el seguimiento de las personas con IC, se realiza por parte de diferentes áreas terapéuticas. En el caso de la IC, este seguimiento se realiza principalmente por parte de atención primaria y cardiología. Una buena comunicación y coordinación entre ambas especialidades es clave para garantizar que las personas reciban la asistencia que necesitan.
Atención Primaria y Cardiología en IC
En los pacientes pluripatológicos, la comunicación entre las diferentes especialidades médicas que intervienen en su cuidado se realiza a través del historial clínico. El informe médico es, por tanto, la principal , y en ocasiones la única, vía de comunicación. Sin embargo, por causas diversas, como la escasez de tiempo, puede ocurrir que no se dedique el tiempo necesario para su elaboración. Como resultado, los informes pueden estar poco enfocados a su entendimiento por parte de otras áreas asistenciales e inclusive no incluir referencias a necesidades asistenciales futuras.
Siendo conscientes de los beneficios entre un modelo consenso AP-Cardiología, las sociedades científicas, ya han comenzado a elaborar protocolos o manuales que favorezcan la comunicación entre ambas especialidades. El objetivo es establecer prioridades y labores correspondientes a cada especialidad en función del perfil del paciente.
En el caso de pacientes estables, AP tendría un papel más proactivo. Entre sus funciones, se podrían destacar:
- Asegurar el cumplimiento de las directrices marcadas por cardiología.
- Seguimiento de las constantes vitales.
- Supervisión de los signos de complicación y/o descompensación
- Supervisión de una adherencia adecuada al tratamiento.
Por su parte, en aquellos pacientes complejos sí que sería necesario que estos acudan con una mayor asiduidad a los cardiólogos.
Riesgos de un modelo que no vincule AP y cardiología
En caso de que no se favorezca el trabajo conjunto entre ambas especialidades, se produce una fragmentación entre ellas, favoreciendo:
- Duplicidad en la realización de pruebas diagnósticas o revisiones.
- Escaso tiempo de diferencia entre el seguimiento realizado por atención primaria y el de cardiología. O que este sea inadecuado con el riesgo que supone para el manejo del paciente.
- Uso inadecuado de los recursos con el consiguiente riesgo de sobrecarga asistencial.
- Manejo inadecuado del tratamiento que podría favorecer la interacción farmacológica.
- Falta de confianza por parte de los pacientes y sus cuidadores al recibir pautas diferentes y no consensuadas.
- Demora o aumento de los tiempos de espera.
- Dificultades de otra índole como falta de coordinación administrativa o de desplazamiento. Los centros de AP suelen estar situados cerca del domicilio del paciente, mientras que las especialidades, en ocasiones, requieren grandes desplazamientos por parte del paciente.
Beneficios de la integración
Diferentes estudios han valorado y evaluado los resultados que se obtienen en la puesta en marcha de un proceso asistencial sustentado en AP y cardiología. Entre los resultados que se obtuvieron a través de estos estudios observacionales encontramos:
- Mejora de los recursos destinados al control y supervisión del paciente.
- Favorece el manejo clínico del paciente.
- Optimización del tratamiento.
- Reducción de la carga asistencial a través de la redistribución de los pacientes entre AP y cardiología.
- Integración de AP en el proceso asistencial.
- Manejo adecuado de la patología en pacientes graves.
- Abordaje de los factores de riesgo y pacientes estables por parte de AP.
- Seguimiento y adherencia a las Guías de Práctica Clínica.
- Favorece la coordinación entre las diferentes especialidades.
- Puesta en marcha de rutas asistenciales, protocolos y algoritmos que aportan claridad y definan las labores de cada una de las áreas involucradas.
- Capacidad adaptativa a entornos cambiantes como por ejemplo la situación actual derivada por la COVID-19.
- Consenso de criterios de estabilidad.
- Reducción de riesgo de reingreso.
Conclusiones
Los estudios han establecido los beneficios de implantar un proceso asistencial que permita un flujo comunicativo y participativo constante entre AP y cardiología. Este modelo asistencial compartido se traduce en beneficios para el paciente, en el manejo de las prescripciones, pruebas diagnósticas o acceso a recursos asistenciales.
Su puesta en marcha plantea retos como la necesidad de desarrollo de protocolos, rutas asistenciales y algoritmos coordinados en los que las tareas de AP y cardiología estén bien definidas. En pacientes estables, por ejemplo, AP podría ser el encargado de un seguimiento continuado de la ruta marcada por cardiología. Los estudios, por tanto, instan a la presencia de ambas especialidades a lo largo del proceso asistencial del paciente, desde la prevención hasta los cuidados paliativos.
Artículos de interés
https://www.fesemi.org/sites/default/files/documentos/publicaciones/consenso-sec-semi.pdf