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La alimentación en Insuficiencia Cardíaca
- 7 mayo, 2020
- Posted by: cicero
- Category: Enfermedad
La American Heart Association establece que los dos pilares fundamentales para lidiar contra las enfermedades cardiovasculares son una dieta adecuada y un estilo de vida saludable[1]. Afirmación compartida también por la Organización Mundial de la Salud, entidad que sostiene que “una dieta saludable ayuda a protegernos de la malnutrición en todas sus formas, así como de las enfermedades no transmisibles, entre ellas la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer”[2]
La alimentación en insuficiencia cardíaca juega un papel fundamental. Constituye una de las principales herramientas que nos permiten prevenir la aparición de la enfermedad con la consiguiente reducción de su incidencia. A su vez, también se ha observado que una vez se ha confirmado el diagnóstico, que el paciente siga una alimentación adecuada contribuye a, entre otros aspectos, un óptimo manejo de la IC, prevención de posibles complicaciones asociadas y una mejora en el pronóstico. Por ende, es de vital importancia lograr concienciar a las personas con insuficiencia cardíaca a nivel nutricional de forma que se comprometan con un adecuado y estricto seguimiento de diferentes pautas alimentarias.
Estos cambios, al suponer una modificación de unos hábitos interiorizados durante años, pueden generar ciertas dificultades y dudas para el paciente y su entorno. No obstantes, proporcionarles la información necesaria en un formato adecuado ayuda a su comprensión y facilita el cumplimiento.
Para ello, se aconseja el uso de menús semanales ya elaborados (como el confeccionado por la Asociación Española de Enfermería de Cardiología) en los que se incluyan aspectos tales como diferentes tipos de alimentos recomendables, con qué regularidad consumirlos y métodos de preparación, además de consejos y técnicas para la realización de recetas. La inclusión de la figura de un nutricionista en el abordaje de la insuficiencia cardíaca permite confeccionar una dieta personalizada atendiendo a criterios tales como el estado clínico del paciente y sus gustos personales.
Consideraciones generales
Existen unas recomendaciones generales para el paciente con insuficiencia cardíaca. Aún así es importante reseñar que estas se pueden modificar en relación al estado y necesidades peculiares de cada caso. Principalmente se recomienda:
- Mantener un peso adecuado y un control diario del mismo, ya que constituye uno de los principales indicios de descompensación.
- Realizar entre 3 a 5 veces comidas al día de forma regular. La saciedad suele ser uno de los síntomas de la IC, una de las medidas más eficaces puede ser reducir la cantidad de alimentos consumidos en cada comida y contrarrestarlo aumentando el número de veces que se come a lo largo del día.
- Limitar el consumo de sodio. Se ha demostrado que un alto consumo de sodio aumenta la presión arterial, factor de riesgo y de complicación en el desarrollo y evolución de la IC. En este punto es importante distinguir entre sodio y sal. Por un lado, tenemos alimentos que pueden tener dosis elevadas de sodio, pero no tener un sabor salado. Esto puede generar la falsa convicción de que se trata de un alimento adecuado y que el paciente lo consuma en elevadas dosis con el consiguiente riesgo asociado. Resulta imprescindible que el paciente conozca cuáles son para que tome la cantidad adecuada. A su vez, por otro lado, tenemos el sodio de adicción, lo que conocemos como sal, y que utilizamos de forma muy recurrente para dar sabor a los alimentos. Es necesario que las personas con insuficiencia cardíaca eviten su uso, tanto durante la preparación del plato como después, y favorecer el conocimiento de otros condimentos más saludables como son el ajo, la cebolla, la pimienta, las especias o diferentes hierbas aromáticas.
- Prescindir de grasas saturadas, trans y colesterol[3].
- Dieta sana, variada y equilibrada. Entendemos como tal a aquella dieta que permite proporcionar los nutrientes necesarios de acuerdo a la situación individual de cada persona. A no ser que exista algún condicionante específico, por lo general se aconseja una dieta mediterránea. La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, con el objetivo de dar a conocer y facilitar a la población principios nutricionales básicos, ha elaborado una pirámide nutricional que gráficamente muestra qué alimentos han de consumirse y con que frecuencia:
- Evitar el consumo de tabaco, alcohol o cafeína.
- Control adecuado de la cantidad de líquidos que bebe el paciente. En general, las personas con insuficiencia cardíaca no deben beber más de un litro y medio diario de agua, aunque esta cifra puede variar en función de la evolución de la enfermedad o la presencia de otras patologías o condiciones particulares del paciente.
A nivel clínico, una buen alimentación en insuficiencia cardíaca es clave en la prevención y manejo de la enfermedad. Proporcionar al paciente y su entorno recursos ya elaborados, les permitirá conocer alimentos y técnicas adecuadas de preparación, según sus necesidades específicas, sin caer en la monotonía y asegurando el adecuado cumplimiento de las directrices establecidas por profesionales. A su vez contribuye al bienestar del paciente, implicándole en el proceso asistencial y protegiéndole de falsas creencias populares en el ámbito nutricional y que puedan ser nocivas para él.
[1] American. Heart Association. The American Heart Association’s Diet and Lifestyle Recommendations. Disponible en: https://www.heart.org/HEARTORG/HealthyLiving/HealthyEating/HealthyDietGoals/The-American-Heart-Associations-Diet-and-Lifestyle-Recommendations_UCM_305855_Article.jsp
[2]Organización Mundial de la Salud. Alimentación sana. Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/healthy-diet
[3] GUIJARRO HERRÁIZ, Carlos. I Conferencia de Prevención y Promoción de la Salud en la Práctica Clínica en España. Pp. 23. Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/docs/prevencionCardiovascular.pdf